miércoles, 30 de marzo de 2011

KAFKA Y LA MUÑECA VIAJERA

Un año antes de su muerte, Franz Kafka vivió una experiencia insólita. Paseando por un parque de Berlín, encontró a una niña llorando desconsolada: había perdido a su muñeca. Para calmar a la pequeña, Kafka se inventó una peculiar historia: la muñeca no se había perdido, se había ido de viaje y él, convertido en improvisado cartero de muñecas, tenía una carta que le llevaría al día siguiente. Aquella noche Kafka escribió la primera de las muchas cartas que, durante tres semanas, entregó a la niña puntualmente, narrando las peripecias de la extraordinaria muñeca desde todos los rincones del mundo.
Nunca se encontraron las cartas ni la niña que las recibió.



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